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El gato de Pallas es conocido por ser el más esquivo y malhumorado del mundo, pero si escalas el Everest, es probable que puedas conocer a este raro ejemplar felino.
El hábitat del gato de Pallas, también conocido como gato gruñón, está en las estepas de Mongolia, Siberia y el Tíbet. Suele vivir en alturas elevadas normalmente debajo de los 5000 metros, encuentra refugio entre las rocas y tiene una vida bastante solitaria, es muy difícil de ver.
Sin embargo, durante una expedición, un equipo de científicos del Programa de Salud Zoológica de la Sociedad de Conservación de la Vida Silvestre recogió muestras ambientales en el remoto ecosistema alpino, ligeramente más arriba de los 5100 metros, y posteriormente las analizaron a través de un estudio de ADN.
“Recogimos las muestras en dos lugares separados por 6 kilómetros a 5110 y 5190 metros de altitud”, explicó la Dra. Tracie Seimon, jefa del equipo del Programa de Salud Zoológica de la Wildlife Conservation Society, con sede en el zoológico del Bronx.
Los científicos quedaron asombrados al descubrir que correspondían a dos gatos de Pallas.
La Expedición Planeta Perpetuo 2019 de National Geographic y Rolex tuvo un mes de duración y se dice que es la expedición científica individual a la montaña más exhaustiva de la historia.
Un gato gruñón
Existe una dualidad en la apariencia de los gatos de Pallas, por un lado sus marcas faciales y su largo pelaje grisáceo los hacen parecer completamente adorables; pero por otro lado el aspecto contrastante de su frente caída, con el ceño fruncido dan la apariencia de estar siempre enfadados.
Nunca se les había visto en la región del Everest, solo los animales más resistentes habitan esta zona, como los osos negros, pandas rojos, leopardos de las nieves, monos langur, ciervos almizcleros y lobos.
El punto más alto del Monte Everest llega a los 8849 metros, cuando los alpinistas alcanzan los 8000 metros, se dice que llegaron a la “zona de la muerte”. Aunque los gatos de Pallas no habitan esta zona, la altitud en la que viven sigue siendo asombrosa.
“Es fenomenal descubrir pruebas de esta rara y notable especie en la cima del mundo”, declaró el Dr. Seimon en un comunicado de prensa. “El viaje de casi cuatro semanas fue extremadamente gratificante no solo para nuestro equipo, sino para la comunidad científica en general”
“El descubrimiento del gato de Pallas en el Everest ilumina la rica biodiversidad de este remoto ecosistema alpino y amplía el área de distribución conocida de esta especie al este de Nepal”, añadió Seimon.