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Una mujer excursionista y un perro lesionado se encontraron en el momento correcto que cambió sus vidas para siempre.
Tia Vargas y su padre intentaban llegar a la cumbre de 11,106 pies en Table Rock, Idaho, el 5 de julio de 2018, cuando sorpresivamente encontraron a un gran Springer Spaniel inglés cojeando.
El perro, al que llamaron Boomer, estaba muy herido, deshidratado, con hambre y una de sus patas estaba dislocada e hinchada, y Tía se detuvo a ayudarlo. Los excursionistas que pasaban por el lugar, preguntaban si conocían al dueño del perro.
“Preguntaron si era mío y dijeron que habían visto una nota al final del camino que mencionaba que alguien había perdido a su perro”, dijo Tia a People.
Las personas continuaron su camino hacia la cima, pero Tia no quiso dejar atrás a Boomer. Así que cargó al perro de 40 libras en sus hombros y caminó una milla hasta donde estaba su padre, quien se había adelantado y la estaba esperando porque el camino era difícil para él.
El trayecto de regreso fue todo un desafío, la nieve y los escombros cubrieron el camino más fácil. Durante las siguientes 7 horas Tia y su padre se perdieron en varias ocasiones y en un momento Tia tuvo que colocar al perro en su regazo y tumbarse al suelo.
“La tierra estaba tan suelta que seguía deslizándome y tenía miedo de tirarlo sobre su trasero”, dijo Tio a a EastIdahoNews.com. “Así que lo puse en mi regazo y me deslicé por la nieve durante un rato”.
Cuando aún le faltaban dos millas por recorrer, Tia estaba agotada y pensó que no lo lograría. Desesperada y llorando pero aún con fe, pidió ayuda a Dios con una oración.
“En ese momento, literalmente sentí que se me quitaba el peso de encima”, dijo Tia. “Realmente sentí que alguien estaba allí ayudándome y nadie estaba allí. Fue entonces cuando supe que estaba recibiendo ayuda de los ángeles”.
Con esa ayuda extra, el camino se hizo mucho más ligero y pudo llegar al pie de la montaña en donde encontró letreros en los que una familia buscaba a su perro desaparecido.
“Cuando los llamamos, la primera pregunta que hicieron fue si estaba muerto. Tienen un hijo de 9 años que estuvo rezando toda la noche para que alguien lo encontrara y estuviera bien, porque se cayó de un acantilado de 100 pies y rodó 200 pies”.
Los dueños de Boomer estaban por mudarse a Arizona, por lo que Tia preguntó si podía quedarse con él, y a ellos les conmovió tanto lo que había hecho que aceptaron.
Porter, el hijo de Tia, se encontraba en un campamento de apoyo emocional. Una de las sugerencias para que ella pudiera ayudar a su hijo a comprender lo que le estaba sucediendo, fue que afrontara retos difíciles para ella, como subir la montaña de Table Rock.
“Tuve este fuerte sentimiento de que necesitaba estar en la montaña”, dijo Tia a EastIdahoNews.com. “Mi hijo estaba en un campamento de bienestar porque había intentado suicidarse”.
“Una de las cosas que me pidieron que hiciera fue averiguar hasta dónde podía llegar y luego duplicarlo. Como si eso no fuera lo suficientemente difícil, lleve un paquete de 40 libras en mi espalda”, añadió Tia.
El nuevo integrante canino de la familia, llevó mucha alegría a ese hogar que tanto lo necesitaba, parecía mandado del cielo.
Boomer se recuperó, Tía pudo recaudar más de 6000 dólares en Internet para pagar los gastos veterinarios.
Porter regresó a casa de su campamento y adora a su nueva mascota, también consiguió un trabajo de tiempo completo.
Tia cree que el destino la llevó a encontrar a Boomer, y de cierta manera se salvaron mutuamente.
“Solo soy una persona que hizo lo correcto”, dijo. “Estaba en el lugar correcto en el momento correcto haciendo lo correcto”.
Luego, Tia escribió un libro titulado Mountains to Climb: A Memoir (Las montañas que hay que escalar: Memorias), disponible en Amazon, donde comparte su asombrosa historia del rescate mutuo, con el mundo. Y ha recibido una buena acogida.
“Todos tenemos cargas que llevamos y luchamos por darle sentido a nuestras vidas”, dijo el escritor Kipling Peterson tras leer el libro. “Tia logra dar a sus lectores no solo una idea de sus cargas y viaje muy personal, sino que también nos permite sentir el peso creciente, la tensión, la profundidad de la espiritualidad y, en última instancia, su salto de la oscuridad a la luz, por un improbable encuentro con un perro. Qué historia tan inspiradora”.