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Cuando un hombre rescató a una ardillita que había sido rechazada por su madre, nunca imaginó que la pequeña se quedaría para siempre.
Paul, un veterano de guerra de 53 años, estaba conduciendo frente una tienda en junio de 2019 cuando vio a una pequeña ardilla en problemas y se acercó a ayudarla.
“Estaba en un semáforo en rojo esperando. Y a vi una ardilla bebé que la estaban atacando los pájaros. La bebé estaba en el toldo de una tienda”, dijo Paul a Vacaláctea. “Los pájaros tiraron al bebé del toldo. Me detuve para ayudar a la cría”.
“Tomé una escalera y la puse de nuevo en el toldo para que su madre la llevara de vuelta al nido”, añadió Paul.
El hombre se fue a casa, pero decidió regresar al lugar para asegurarse de que la mamá de la pequeña ardilla la había llevado de vuelta al nido. Pero nunca sucedió, la mamá nunca fue a salvarla.
“Regresé después de 9 horas y la ardilla bebé estaba en el suelo y la estaban persiguiendo unos gatos callejeros. Así que me la llevé a casa, con la intención de liberarla cuando fuera lo suficientemente grande”, dijo Paul.
Cuando Paul era niño, él y su padre rescataron una ardilla, así que ya sabía qué debía hacer.
“Solo tenía 7 semanas cuando la encontré. Así que tuve que conseguir leche para que bebiera. (…) Ella necesitaba comer (tomar leche) cada 4 horas. También tuve que ayudar a Stella que tenía pulgas y había muchas”, dijo Paul.
Después de limpiar a la pequeña ardilla, Paul se aseguró de cuidar a la ardilla, a quien llamó Stella, hasta que estuviera lo suficientemente fuerte para sobrevivir en la naturaleza por su cuenta.
“Tuve que ser la madre de Stella y alimentarla, jugar con ella y mantenerla feliz”, aseguró Paul.
Al compartir tanto tiempo con Stella, se encariñó con ella, pero tenía que dejarla partir para que conviviera con otras ardillas.
“El día que intenté dejarla ir. Ella no quería irse. Ella corrió alrededor mío y corrió hacia mí cuando me alejé. Entonces entré a mi casa. Se quedó junto a mi ventana hasta que abrí la puerta o la ventana y volvió a entrar corriendo”.
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“Lo he intentado muchas veces pero el resultado es siempre el mismo. Ella vuelve y quiere entrar. Supongo que somos un equipo para siempre. Stella es más que adorable. Le encanta jugar y comer. Puedo llevarla afuera y dejarla subir a un árbol y simplemente esperarla. Cuando quiero que baje toco el árbol y ella corre hacia mí. Es increíble. Es cariñosa y curiosa”, dijo Paul.
Ahora Paul y su familia disfrutan todos los días de la compañía de Stella.
“Les digo a todos que la rescaté, ¡pero puedo decir que hay momentos en los que siento que ella es la que me rescató! El amor que me devuelve y su alegría me hace más que feliz y agradecido”, dijo Paul a Voz Animal.
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