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Una mujer peruana que trabaja en el campo, tomó la decisión de llevar a cuestas a su amado perrito anciano para ir trabajar, después de que este la acompañara toda su vida.
Yeliz, oriunda del sector de Llactabamba, en Cusco, Perú, conoció al perrito Kanito mientras paseaba a sus animales en el campo, hace 13 años.
“Escuché un aullido a la distancia y enseguida fui en busca de ese sonido; era como un pozo y allí estaba un cachorrito intentando salir pero no podía”, dijo Yeliz a Vacaláctea. “Lo saqué de ese pozo y el se encontraba flaco y muy hambriento, lo alimenté con lo que tenía, y todo el día me acompañó”.
En aquel tiempo, como ahora, las personas del pueblo no podían apropiarse de ningún animal que encontraran en la calle; debían buscar el dueño y devolverlo.
“Entonces por la tarde fui en busca de su dueño, de una casa salió una señora de tercera edad y efectivamente reconoció al cachorrito pero me dijo: ‘llévatelo, te lo regalo”‘, añadió Yeliz.
La joven pensó que el perrito estaba muy pequeño y necesitaría a su madre para crecer saludable, e insistió en devolverlo a la mujer.
“Me respondió: ‘igual se va morir’ porque él es el mas pequeñito y sus hermanos no lo dejan comer”. Así que finalmente Yeliz lo llevó a casa para hacerse cargo de él, y lo llamó Kanito.
Con su ayuda, el perrito se puso fuerte al poco tiempo, y llegó para alegrar los días de Yeliz, quien vivía sola en ese momento.
“Me hacia compañía, era muy travieso, alegre y muy inteligente. Nunca le enseñé nada, sin embargo, sabía hacer muchas cosas, solo le faltaba hablar”, dijo Yeliz.
“Cuando tenía hambre me ladraba, cuando quería salir fuera de casa y quería ir a pasear me jalaba de los pies, cuando alguien conocido tocaba la puerta de la casa venia hacia mi y me daba dos palmazos”, añadió.
Con el tiempo, Kanito se convirtió en la mano derecha de Yeliz en el trabajo. Guiaba a las vacas de regreso a casa, la acompañaba a sembrar como un perro guardián y también le mostró la bondad.
“Traía a perritos hambrientos a casa, me ladraba y luego ponía una cara triste como si me dijera ‘aliméntalo por favor’; hasta un día me trajo un pajarito semimuerto, le envolví con mantas, parece que solo era por el frío, reaccionó y se fue volando”.
Pero con el paso de los años, Kanito envejeció y empezó a enfermarse y ya no tenía la misma fuerza que antes.
“Primero enfermó de las patitas traseras, no podía pararse y luego le apareció una herida en la colita, no sé que habrá sido, lo curaba cada día pero nunca sanó”, dijo Yeliz.
Sin importar el peso de su perrito, la joven empezó a cargarlo en sus hombros envuelto en una tela, y llevarlo a cuestas para ir al campo a cosechar. Con mucha alegría, siguieron recorriendo juntos los campos para ir a trabajar.
“Mi Canito está cansado, como ya saben, él tiene 12 años y tengo que llevarlo cargando”, dijo la joven en un video que compartió en TikTok y se hizo viral.
Pero la enfermedad no dio espera, y canito falleció, dejando a la joven con un vacío en el corazón.
“El 25 de diciembre del 2021, 3 p.m. aprox. Kanito me llamó con un ladrido, corrí a su casa lo saqué de allí y solo su corazón estaba latiendo y a eso de las 5 p.m. levantó la cabeza me miró fijamente y dio su ultimo suspiro y se fue al cielo”, dijo Yeliz.
“Kanito hasta sus últimos días seguía siendo mi mejor guardián, ladraba como si fuera un perro grande (era de tamaño mediano) muy cariñoso, aunque su oído ya no escuchaba bien, sus ojitos ya no veían bien, nunca perdió su sonrisa y su alma bondadoso”.
Yeliz agradece cada momento que compartió con su perrito, y sabe que hizo todo lo posible para darle una buena vida.
“Finalmente puedo decir que Dios me envió a un ser INCOMPARABLE que me salvó la vida, también salvó la vida de muchos seres, me enseñó muchas cosas”.