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Con la lengua afuera y el corazón a mil por horas, un perrito corrió a toda velocidad detrás la camioneta que llevaba a su dueño moribundo. El leal can lo dio todo y llegó al hospital al mismo tiempo que su amo, sin saber que nunca más lo volvería a ver; sin embargo, aún lo está esperando.
Cuando un perrito entró corriendo al Hospital General de Rincón de Romos, en Aguascalientes, México, nadie imaginó que nunca más se iría.
El perro, que entró detrás del vehículo que trasladaba a su dueño, arremetió en el área de urgencias del hospital. Esto hizo sospechar que el animal lo estaba siguiendo y que no se quería apartar de él, no obstante lo dejaron afuera por razones de salubridad.
Lamentablemente, al poco tiempo, el hombre de 67 años falleció, por lo que el pobre cachorro no lo vería salir por la puerta por la que entró, por más que esperara. Obviamente al canino no le importó y allí se quedó, haciendo guardia día y noche. Y ya pasó casi un año.
“Él está esperando a su dueño y de hecho lo espera porque él no entra más que al área donde se le permitió, donde él lo vio por última vez y espera”, dijo Ana María Pizaña, jefa de enseñanza, capacitación investigación y calidad del hospital, en el programa De Pisa y Corre, de Grupo Imagen Televisión.
El Güero, como se llama el leal can, conmovió tanto al personal del nosocomio, que su historia se hizo sentir en todo el hospital y decidieron darle un lugar seguro para vivir, y qué mejor que junto a la compañía de los guardias de seguridad.
Pero los guardias y el personal del hospital no solo lo cuidan, lo bañan y le dan de comer, también le dieron un importante “puesto” y cuenta con una credencial que lo identifica como integrante del personal del hospital. Allí tiene sus datos y teléfonos por si durante alguno de sus paseos se llegara a perder.
Según los guardias de seguridad, El Güero es tan compañero que los sigue a dónde quiera que van. “Es el segundo guardia”, aseguró el vigilante Juan de Dios García, al mismo medio.
Pero lo que más los conmueve es que no hay día que no se acerque al lugar donde vio a su dueño por última vez.
Según la doctora Claudia Ramírez, lo han dejado pasar al área de emergencia para que compruebe que su amo no estaba allí.
“Entraba al área de choque, entraba, olfateaba, yo bajaba la camilla para que viera que no había nadie en la camilla y le decía, ‘pues mira ya no hay nadie’”, relató Claudia con mucho sentimiento. Y cuando luego de olfatear se iba, le decía: “Ya no está aquí a quien esperas, pero aquí estamos todos, aquí te queremos todos”.
Aunque El Güero está muy adaptado a la vida del hospital y es cuidado con mucho cariño por todo el personal, todos saben que nunca olvidará a su dueño, porque así es el mejor amigo del hombre: siempre fiel, pase lo que pase.