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Una felina del Parque Nacional Niokolo Kobatuvo, en África, tuvo la suerte de cruzarse con un grupo de conservacionistas que la salvaron de una posible muerte. La leona tenía dolorosas púas cubrían su hocico.
En un rescate no previsto, la organización sin fines de lucro Panthera y el Departamento de Parques de Senegal, asistieron a una leona malherida tras un enfrentamiento con un puercoespín.
El equipo de conservacionistas, que estaba en la zona colocando collares GPS a leones en peligro, encontró a la leona que pudo haber intentado cazar a un puercoespín. La felina, que no tenía manada, estaba en malas condiciones, delgada y con la cara llena de púas.
Con ayuda de pinzas le quitaron una a una las dolorosas púas clavadas por todo su hocico. También le desinfectaron las heridas y le aplicaron antibióticos, por lo que consideraron al operativo como exitoso.
“Probablemente le salvamos la vida. Era demasiado pequeña para llevar un collar GPS, pero le tomamos muestras genéticas y, con suerte, algún día la encontraremos de nuevo o, mejor aún, encontraremos a su descendencia”, dijo el Dr. Philipp Henschel, director regional de África occidental y central de Panthera, en un comunicado publicado en mayo.
Un pequeño poderoso
Aunque estos espinudos mamíferos son indudablemente más pequeños que el Rey de la selva, el poder de sus púas compensa su tamaño.
Definitivamente el puercoespín no es la presa favorita de los leones, en algunas ocasiones los felinos suelen atreverse a cazarlos, pero las consecuencias no suelen ser buenas.
Según una investigación publicada por National Geographic, la caza de puercoespines puede a ser un causal de muerte de leones en las zonas desforestadas o durante las sequías.
También pone en riesgo a los leones jóvenes y curiosos y a los animales que dejaron la manada y no tienen quién les quite las dolorosas púas.
Según el estudio, como las púas de los puercoespines africanos tienen hasta 30 centímetros de largo, pueden llegar perforar el corazón de un felino.
En otros casos las heridas pueden no ser tan tan letales, pero lo suficiente peligrosas para que el felino no se pueda alimentar y en algunas ocasiones muera de hambre.
Qué suerte la de la leona de nuestra historia, ¡la encontraron justo a tiempo!