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“Si aún no estás enamorado de esta hermosa alma, prepárate para enamorarte. Es mágica”. Así anunciaron la llegada de una vaca viejita y ciega los rescatistas de un santuario de Estados Unidos.
La vaca Helen llegó a Casa del tío Neil, una granja santuario en Bridgeton, New Jersey, con 19 años cumplidos y una historia por contar.
No fue fácil para Helen llegar al santuario, pero seguramente llegó porque estaba destinada a pasar los últimos años de su vida rodeada de amor y libertad.
Después de que Helen dejara de producir leche tras dar a luz anualmente por 15 años, alguien quiso que no la desecharan y la cuidó por cuatro años hasta que buscó ayuda en el santuario para que pueda vivir en un entorno mejor.
Ciertamente, era de esperar que habiendo vivido en el mismo lugar por 19 años, Helen estaba muy asustada cuando repentinamente llegó a Casa del tío Neil. Sin poder ver, estaba muy confundida y molesta.
“Los primeros días fueron muy duros para ella. Fue un viaje largo, estaba en un entorno nuevo por primera vez en su vida, su comida era diferente, su espacio era diferente”, escribieron sus rescatistas desde la cuenta del santuario.
Helen no comió por dos días y casi no se movía del mismo lugar. Era todo nuevo para ella: nuevas voces, nueva comida, nuevos sonidos y olores. Estaba muy incómoda y preocupada porque no sabía si estaba en un lugar seguro.
“Ella es ciega y acababa de ser sacada del único entorno que había conocido durante 19 años, le dijo a The Dodo, Rian Feldman, fundador y presidente de la Casa del tío Neil.
Pero todo empezó a cambiar cuando Helen comenzó a sentir la bondad y las palabras dulces y suaves de sus salvadores
“Con mucho amor, charlas y música que le encanta, empezó a comer, a adaptarse y se ha sentido mucho mejor”, escribieron en Facebook.
Luego de algunos días de adaptación, Helen visitó al veterinario dos veces, el cual quedó sorprendido al ver una vaca de tantos años produciendo terneros y leche.
“Ha dicho que nunca había visto una vaca de 19 años. Esto se debe a que en la industria láctea, las vacas se sacrifican antes de los 6 años, y a veces antes. Helen es la vaca más vieja que ha conocido”, explicaron desde el santuario.
Aunque Helen tiene osteoartritis y no puede caminar a la par de las demás vacas, lo está haciendo muy bien. Pasa cerca de 12 horas al día pastando, sintiendo el viento y escuchando todos los sonidos nuevos de la granja.
Pero toda ha sido gracias al incansable esfuerzo de sus cuidadores que lo dan todo para ayudar a recuperar a los animales rescatados.
Ellos pasan mucho tiempo tratando de demostrarles cuánto aprecian sus vidas y que puedan sentir que ahora están a salvo. Esto genera un cambio en todos los animales que ingresan al santuario.
“Le hablamos muy gentilmente, usamos su nombre constantemente, le dijimos que la amábamos muchas veces al día y tocamos música para ella”, le dijo Rian a The Dodo.
Pasaron mucho tiempo con Helena para que no se sienta sola, especialmente durante los primeros días. También transformamos su área y la ayudaron a moverse para que su falta de visión no sea un obstáculo.
También colocaron campanillas de viento para que pueda ubicar fácilmente su establo y un rascador para que se pueda rascar a sus anchas.
Besos y abrazos que valen mucho
Desde que Helen llegó el 7 de mayo, no solo cambió su vida, sino que tocó los corazones de sus cuidadores y de miles de seguidores que la adoran y aprenden cada día de su resiliencia y capacidad de dar amor.
Incluso se ha convertido en una fuente inagotable de cariño, y sus besos y abrazos a toda hora son una verdadera demostración de gratitud.
“Ella siempre quiere abrazarnos y tocarnos”, dijo Rian. “Ella nos adora y la amamos más de lo que sabíamos que podíamos amar a alguien … Casi nos golpea todos los días abrazándonos con la cabeza envolviéndonos en su cuerpo y nos lame la ropa constantemente!”.
Helen ha sido definida como un ser estoico e inteligente, y esa definición no puede ser mejor. Sin duda, su historia demuestra cuánto vale la pena salvar a una vida para darle un porvenir mejor.
¡Por muchos años más Helen!