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Es ampliamente conocido que las jirafas son extremadamente nerviosas y tímidas, lo que dificulta que se queden quietas, especialmente para el mantenimiento de sus pezuñas. Pero los funcionarios del Zoológico y Jardín Botánico de Cincinnati, en Ohio, tuvieron una idea.
“El procedimiento de recorte de pezuñas no duele, ¡pero no es exactamente una experiencia placentera como una pedicura humana!”, dijo Thane Maynard, director del zoológico en un comunicado de prensa. Lograr que las enormes jirafas cooperen con su pedicura resulta todo un reto.
“El crecimiento excesivo de los cascos puede provocar huesos rotos, ligamentos desgarrados y dolor general que, en última instancia, desalienta el movimiento”, agregó Truesdale. “La capacidad de realizar el mantenimiento con la cooperación del animal permite que el equipo realice controles regulares sin los riesgos asociados con la anestesia”.
El equipo de cuidado jirafas del zoológico, dirigido por Teresa Truesdale, aceptó el trabajo. Empezaron con enseñarles a sus cinco jirafas a aceptar ciertos comportamientos nuevos en su rutina, como levantar un pie, acostumbrarse a tener un bloque cerca, poner el pie sobre el bloque, etc.
Para lograrlo, con cada avance en el proceso los cuidadores ofrecieron deliciosas galletas saladas que les encantan a las jirafas.
Después de horas de entrenamiento las jirafas estuvieron listas y aceptaron tranquilamente su pedicura.
“El hecho de que nuestro equipo de jirafas (…) haya podido enseñar a nuestras cinco jirafas, incluidos dos machos jóvenes, a permitir que les toquen las patas es realmente notable”, dijo emocionada Maynard. “La salud de los pies es de vital importancia para una especie que tiene que equilibrar mucho peso en patas”.
Las jirafas son los animales más altos de todas las especies, y están catalogadas como Vulnerables en la Lista Roja de la UICN desde 2018, tras una considerable pérdida de su hábitat en África, su lugar de origen, y la caza furtiva ilegal.