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Una pareja de pájaros solía volar sin rumbo fijo, recorriendo los jardines de las casas y admirando la belleza de las flores que inspiraba su dulce canto.
Un día, los pájaros, Lucio y Priscila, vieron a través de una ventana de una casa a un hombre muy triste.
Conmovidos por el suceso, esperaron pacientemente y descubrieron que el hombre, llamado Ben, había perdido a su esposa y a su hijo recientemente.
Priscila dijo a Lucio: “Si nos quedamos en su jardín, podríamos ayudarlo”.
“Nuestro canto podría colmarlo de alegría y nuestro vuelo podría calmar su agonía”.
“Además necesita compañía”.
Lucio aceptó gustosamente.
Así pues, la pareja se puso a trabajar, debían construir un nido en un buen lugar.
A la mañana siguiente, mientras emitían su jovial canto, las aves recorrieron el jardín de Ben y jugaron en una pequeña fuente que había en el patio de la casa.
Ben los escuchó y se asomó a mirar, la delicada presencia de las aves no se podía ignorar.
La adorable interacción de los pájaros del jardín y las hermosas melodías, llenaron su corazón de alegría.
Lucio y Priscila vieron la sonrisa en el rostro de Ben, ¡su plan había funcionado!
Así pasaron los días, y Priscila puso algunos huevos en su nido y debía cuidarlos. Así que Lucio se dedicó a buscar comida.
Cuando nacieron los polluelos, la pareja estaba feliz.
Lucio debía conseguir más comida y decidió alejarse más del lugar. Pero un día no regresó, y Priscila se preocupó y fue a buscarlo.
Vigilante había un gato hace rato, pero ellos no lo habían notado.
Priscila y Lucio perecieron, y sus crías quedaron solos y abandonados.
Para ver lo que sucedió después mira el videocuento a continuación: