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Una espeluznante criatura apareció dentro de la boca de este pez, y ¡se comió su lengua! Si te asomas verás un par de ojos mirándote. No es ciencia ficción ni parte de la temporada.
El Cymothoa exigua es un parásito real que come la lengua de sus huéspedes, sustituyendo el órgano y su función.
Recientemente el Departamento de Parques y Vida Silvestre de Texas compartió una fotografía en Facebook de uno de estos parásitos comelenguas dentro de la boca de un pez corvina del Atlántico. ¡Su apariencia es realmente espeluznante y parece parte de la temporada!
“MARCIANO VISTO EN EL PARQUE ESTATAL DE LA ISLA DE GALVESTON. Bueno, no es así… ¡pero esto sigue siendo bastante espeluznante!”, inicia la publicación de FB realizada el 19 de octubre.
“Dentro de la boca de este corvina del Atlántico hay un isópodo parásito llamado parásito come-lengua. Este parásito desprende la lengua del pez, se adhiere a la boca del pez y se convierte en su lengua”, continúa el posteo.
Además, este parásito toma la función de la lengua y se alimenta de la mucosa del pez, aunque sin afectar al pez de ninguna manera. Es decir, es un caso curioso de simbiosis agresiva, no lo mata y continúa existiendo en su interior, solo que ahora en lugar de su lengua está esta extraña criatura.
Todo esto lo realiza al adherirse a la lengua de su pez anfitrión a través de sus tres pares de patas delanteras, tras beber de la arteria que suministra de sangre a este órgano, posteriormente la lengua se atrofia y se desintegra. Luego el crustáceo reemplaza la función del órgano y controla desde ahí la tensión sanguínea del sistema circulatorio de su anfitrión, explica Wikipedia.
“No mata a los peces ni afecta a los humanos”, añade el Departamento de Parques y Vida Silvestre.
El director de Ciencias Pesqueras Costeras, Mark Fisher, explicó al KSAT que estos parásitos comelenguas o “isópodos asfixiadores de pargos” son comunes entre algunas especies de peces, como la corvina, la trucha de mar manchada y algunos pargos.
¡Sin duda espeluznante antes los ojos! Pues encontrarte una criatura en la boca de un animal no parece algo agradable.
“Puede ser una sorpresa asomarse a la boca de un pez y tener otro par de ojos mirándote”, dijo Fisher.