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Un joven granjero se sorprendió al enterarse que su preciada vaca Rosalía había caído a un hueco, y se apresuró a rescatarla. Afortunadamente no estuvo solo, ya que otras personas se ofrecieron a ayudarlo.
Carlos Alberto Díaz, más conocido como “El Borrego”, es un granjero colombiano de 15 años que cuida más de 270 animales en su granja, ubicada en San Franciso, Cundinamarca. El 18 de enero, uno de sus preciados animales, su vaquita Rosalía, apareció atrapada en un pozo.
“Yo estaba estudiando normal, terminé el horario, cuando llega Filo, que es la persona que nos ayuda aquí en la granja, y me dice: ‘póngase las de trabajo’, pues las botas, las de trabajo son las botas”, dijo Carlos en una publicación en YouTube. “Dijo: ‘la vaca se cayó a un hueco”.
Al enterarse de la difícil situación de su vaquita, Carlos tomó algunas cuerdas, le avisó a su familia y se fue al lugar a sacarla.
“Me dio pesar porque Rosalía es muy mansita, es muy bella, todos los animales aquí son así”, añadió Carlos.
Su familia avisó rápidamente a varias personas y llegaron a ayudarlos. En cuestión de minutos, lograron sacar a la vaquita sana y salva.
Sin embargo, Rosalía aún tenía la cola enredada con trozos de alambre.
“No sé cómo, pero se enredó la cola arto, estaba megaenredada. Tenía palos, tenía pasto y tenía alambre. Yo ahí me asusté porque de pronto se [podría] lastimar la cola”, aseguró Carlos.
Rápidamente, Carlos y su papá retiraron el alambre y revisaron si había alguna herida, pero afortunadamente no la había maltratado.
Después, Carlos llevó a un lugar seguro a la vaquita y la lavó para retirar todo el lodo que cubría al animalito. Luego, le hicieron una revisión general y la vaquita estaba en buen estado.
“La soltamos, vine y le di de comer y vine y la revisé todo el día. Pero no podía dejar el hueco como estaba, porque si lo vuelvo a dejar ahí, quien sabe si de noche ella se pare a comer o a tomar agua y otra vez se caiga”.
Entonces, Carlos cercó el pozo con madera y alambre para evitar que volviera a ocurrir una situación similar con Rosalía u otro animalito de la granja.
“La granja tiene muchos años, la tenía mi abuelo hace más de treinta años, nosotros no conocíamos este hueco y no sabemos de dónde viene esa agua, ni para dónde va, pero vamos a investigar”.
Por último, el joven se grabó acostado junto al animalito y le dijo: “Rosalía, si le pasa algo yo me muero”.
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