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Una bebé elefante albina quedó atrapada en una trampa mortal en medio de la sabana africana. Por suerte, un grupo de rescatistas la encontró. Pero su estado era tan crítico que tendrían que hacer un gran esfuerzo para que pudiera sobrevivir.
Khanyisa, el nombre de la pequeña elefantita, apareció sola en la selva en enero de 2020. Su cabeza estaba totalmente enredada en un alambre de una trampa, que cortó sus mejillas y parte de su oreja derecha de forma terrible.
Su estado indicaba que llevaba días luchando por zafarse de la trampa. A pesar de estar sola y sin encontrarse ningún rastro de su manada por los alrededores, la pequeña no se rindió.
Sus rescatistas la sacaron del lugar y la pusieron al cuidado del centro de recuperación Rehabilitación y Desarrollo de Elefantes de Hoedspruit (HERD, por sus siglas en inglés).
Allí quedaron abrumados por el estado tan crítico en el que la recibieron, y no sabían si podría salir adelante. Además de sus heridas, la bebé estaba muy deshidratada, al parecer no había probado leche materna durante días.
Ardua rehabilitación
Khanyisa llegó con la cabeza hinchada y apenas podía abrir los ojos. Al día siguiente de su llegada al refugio, la pequeña elefanta abrió sus ojos revelando un asombroso azul brillante, característico de su albinismo.
Pero Khanyisa estaba es estado crítico, y la primera preocupación de sus cuidadores fue atender las graves heridas que le había causado la trampa.
El comprometido equipo de expertos de fauna salvaje, liderado por el veterinario Peter Rogers, trabajó sin descanso para curar sus profundas heridas. Cortaron la piel muerta y suturaron las laceraciones después de asegurarse que no hubiera infección, y luego realizaron un monitoreo constante.
A pesar del continuo mejoramiento de Khanyisa como resultado del los cuidados que recibía, la fundadora de Herd, Adine Roode, estaba preocupada por las huellas mentales que pudiera haber dejado tan traumática experiencia en la pequeña Khanyisa.
Pero todos quedaron deslumbrados por las vibrantes ganas de vivir que demostraba esta elefantita. Al poco tiempo de su llegada, Khanyisa ya recorría todas las instalaciones y trataba de socializar con los demás elefantes a través de las rejas que los separaban.
Sin embargo, aún era pronto para que Khanyisa se reuniera con los demás elefantes. Sus cuidadores tuvieron que hacer un verdadero esfuerzo para curar las heridas de sus mejillas. Sobre todo, a la hora de alimentarla con el biberón debían tener una paciencia especial.
“Nuestro equipo tuvo mucho amor y paciencia para hacerlo bien”, escribió HERD en una publicación en Facebook. “Pero lo logramos, finalmente. Pero se necesita mucha más concentración y consideración por parte de nuestros cuidadores para alimentarla comparada con una cría de elefante sana”.
Una nueva familia
Después del duro proceso de recuperación, la pequeña Khanyisa estuvo lista para integrarse en su nueva manada en abril de ese año. Los especialistas iniciaron el proceso de adaptación a la manada. Poco a poco fue conociendo a todos los integrantes, quienes la aceptaron con mucho agrado.
“Comenzando con Jabulani, luego con Lundi y finalmente con toda la manada. Lundi fue elegida como la madre adoptiva de Khanyisa y asumió el papel maravillosamente, informó Herd en su página oficial.
Ahora, dos años después de su rescate, Khanyisa sigue creciendo felizmente. Pasa los días con la manada y por la noche vuelve al refugio para dormir.
Su condición de albina hace que necesite una especial atención por el riesgo que supone para sus ojos azules y su blanca piel la luz solar. Ahora ya ha crecido lo suficiente para dejar la leche de fórmula y los cuidadores recuerdan con cariño su último biberon.
Khanyisa significa luz en sona, el idioma local. Este nombre es muy apropiado, no solo por su piel clara sino también por su vibrante personalidad.
Por este motivo en HERD exclaman que “¡Khanyisa continúa siendo un rayo de luz para nosotros y muchos de sus fieles seguidores en todo el mundo!”.