¡Comparte!
Cuando llegan los niños a casa, podrías pensar que cuidarlos resultará una tarea difícil e incluso extenuante. Pero cuando tienes tres San Bernardos “niñeros” ¡todo está resuelto!
La dulce espera de un bebé a la familia trae consigo momentos de ternura e ilusiones, pero también un sinfín de dudas e interrogantes. Sobre todo cuando hay tres San Bernardo ocupando el sofá de la sala de estar.
Pero lo que un joven matrimonio de Birmingham, Alabama, tiene para contar puede disipar cualquier miedo y llenar el corazón de alegría.
Cuando Victoria y John se enteraron que iban a ser papás, les comunicaron la gran noticia a sus mejores amigos caninos: sus fieles San Bernardo.
Lo que no esperaban era que los peludos de gran tamaño se tomaran tan en serio el rol de hermano mayor, y menos aún de niñeros. Incluso cuando se sumó una tercera mascota, fue increíble el vínculo que formaron con el bebé.
Teddy Bear, Vinny y Millie amaron al pequeño Wiliam desde el primer momento; pero especialmente Teddy Bear, que ya tiene 9 años, se ganó el apodo de “Nana”.
“Es muy protectora y vigilante con todos los miembros de la familia”, dijo Victoria a The Epoch Times. “¡Pero especialmente con nuestro hijo!”.
Victoria recuerda que cuando estaba embarazada, “Vinny estaba muy interesado en todo el equipamiento del bebé, sobre todo en el moisés. Lo inspeccionaba constantemente como si el bebé fuera a aparecer si se quedaba mirando el tiempo suficiente”.
De hecho Vinny se “ha convertido definitivamente en el hermano mayor, dispuesto a jugar y meterse en líos”.
Cuando William llegó a sus vidas en 2020, Teddy Bear y Vinny los sorprendieron con una manifestación de absoluto amor.
“Querían conocerlo inmediatamente e intentaban olerlo, incluso antes de que pudiéramos sacarlo del asiento del coche”, cuenta Victoria.
Desde ese día se volvieron inseparables y no le pierden pisada al pequeño Wiliam, incluso esperan cada mañana que se levante para jugar con él.
“Su vínculo se ha fortalecido a medida que crecen juntos”, dice Victoria, incluso una tierna complicidad para que sus “niñeros” preferidos reciban golosinas a escondidas de sus padres.