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Momentos desgarradores se vivieron en un establo de Frisia, en Holanda, cuando una yegua dio a luz a un bebé sin vida. Pero ese mismo día, la dolida equina tuvo un regalo tan precioso, que cambió sus días para siempre.
Uniek, una hermosa yegua negra había transitado su preñez con normalidad y se preparaba para dar a luz acompañada por su entrenadora y cuidadora, Yvonne Horjus.
Cuando el trabajo de parto comenzó, Uniek comenzó a inquietarse hasta que finalmente se tendió en el suelo. Ya exhausta, fue asistida por el personal del establo.
Pero la escena que siguió rompió el corazón de todos los presentes cuando vieron que la cría, negra como su mamá, no reaccionaba.
Aunque hicieron todo lo posible por ayudar al potrillo con maniobras de reanimación, el caballito ya había muerto en el vientre de su madre. Yacía sin vida tendido en el suelo mientras Uniek observaba cada movimiento.
Cuando le acercaron a su bebé, Uniek no lo rechazó. Al contrario, se ocupó de limpiarlo y hacer contacto con él, como si quisiera revivirlo.
Fue una escena tan conmovedora que Yvonne no pudo contener las lágrimas. Y más aún cuando se llevaron al potrillo, porque la yegua mostró evidentes signos de tristeza y disgusto al buscar a su bebé y no poder encontrarlo.
“Cuando le quitamos a Star, [como nombraron al potrillito fallecido] al principio estaba disgustada. Después comenzó a buscarlo”, dijo Yvonne a The Epoch Times.
Pero un momento más tarde, la yegua comenzó a calmarse, como si se sintiera en paz. “Estaba muy tranquila. No me lo esperaba”, confesó Yvonne.
Al parecer algo bueno estaba por venir.
Una hora después de la muerte de Star, Yvonne recibió una llamada de su amigo Eef contándole sobre un potro huérfano que necesitaba una madre y estaba listo para ser adoptado.
Tres días después, llevaron al potrillo al establo y se lo presentaron a Uniek. No solo congeniaron enseguida, sino que la yegua comenzó a “bailar” de alegría.
El encuentro, absolutamente tierno y emotivo, quedó grabado —así como toda la secuencia del triste parto—, lo que hizo de esta historia una de esperanza, que ayudó a muchos a creer que lo mejor está por venir.
“Uniek estaba muy contenta”, dijo Yvonne. “Bailaba en su establo. Cuando se olieron, fue realmente amor a primera vista”.
Yvonne, que era la primera vez que criaba un caballo ella sola, se había sentido muy triste por la muerte del potrillo, pero esta nueva unión la llenó de esperanza.
“Me alegré mucho por ellos”, dijo Yvonne. “Es tan especial que un potro pueda ser criado por otra mamá. Y lo consiguió enseguida”.
Desde el día en que se conocieron, Uniek se mostró muy feliz criando a su hijo, pues para Yvonn ambos caballos estaban destinados a estar juntos.
Uniek, también conocida como “Queen Uniek”, es toda una estrella de las redes sociale, y el video con su historia, publicado en el canal de YouTube de Friesian Horses, ya recibió más de 9 millones de visitas con miles de seguidores que la adoran.
Pero el potro también tiene un nombre digno de estrella. Con la ayuda de sus suscriptores de YouTube, recibió el nombre de Rising Star.
¡Felicidades para el adorable dúo!