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Adquirir una mascota siempre es un reto y una responsabilidad que conlleva un compromiso de muchos años, un compromiso que te traerá muchas satisfacciones y lecciones de vida.
Mónica Parga, una periodista de España, estuvo trabajando desde casa pegada a la pantalla durante mucho tiempo en los días de confinamiento por la pandemia .
Un día del otoño en el 2020, salió a caminar con su madre para tomar aire fresco, y vio a mucha gente paseando felices con sus perros, y se preguntó: “¿No sería un perro la manera ideal de hacer más ejercicio y despegarnos del ordenador?”, dijo en su crónica para Semana.
Así fue como nació la idea de tener una mascota, quería ser tan feliz como las personas que veía en el parque.
En menos tiempo de lo que pensó ya había un cachorro de shiba inu cerca de Madrid esperando por ella.
“Tener un perro era un sueño que albergaba desde niña. Había llegado el momento”, pensó.
Una increíble momento
El día que tenía planeado para conocer a la nueva integrante de su familia, sucedió algo inesperado, cayó una nevada en Madrid como no se había visto en 50 años, que duró una semana.
Ese 9 de enero de 2021, tras dos meses de espera, Mónica tuvo que armarse de más paciencia para conocer a su cachorra. Pero finalmente llegó el tan esperado día, y Mónica y Bora se reunieron.
“Bora revolucionó nuestra casa. De repente teníamos una bola de pelo correteando sin parar, mordiendo las esquinas de las paredes, agujereando las alfombras y escarbando en la tierra de las macetas”, aseguró Mónica.
Debido a la atención que necesitaba el nuevo huracán dentro de casa, Mónica y su mamá tuvieron su mente ocupada y se olvidaron por un momento del confinamiento.
“Sus muestras de cariño fueron capaces de disipar cualquier rastro de ansiedad. El paralizante miedo a contagiarse de coronavirus, el estrés del trabajo y otras tribulaciones quedaban en segundo plano cuando llegábamos a casa y venía a saludarnos sacudiendo la cola de alegría”.
Bora y sus enseñanzas
Bora les ha enseñado muchas cosas en muchos sentidos, Mónica y su mamá han aprendido de paciencia, de amor a los animales, aprender el lenguaje de los perros, incluso adaptaron sus tiempos a las necesidades de su peludita.
Algo complicado fue que Bora aprendiera a quedarse sola, ya que al principio sufría y solo se quedaba llorando viendo la puerta en espera de su regreso.
El proceso de adaptación y aprendizaje ha aportado mucho en la vida de Mónica, los paseos a la calle tienen un nuevo sentido, Bora les ha enseñado a apreciar los pequeños detalles como un arbusto a punto de florecer.
Cada travesura de Bora es olvidada después de una muestra de cariño, definitivamente Bora llegó con muchas alegrías y cambió nuestra vida para siempre.