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Un mujer pasa sus días danto todo su amor y atención a 480 gatos y 12 perros rescatados en su casa en Mascate, Omán.
A Maryam Al Balushi, una exfuncionaria jubilada de 53 años, no le agradaba tener mascotas. Sin embargo, su vida cambió.
“Todo comenzó en 2008 cuando mi hijo compró un pequeño gato persa”, dijo Maryam a Khaleej Times.
“Como muchas madres, me negué a cuidarlo porque no me gustaban los animales y mi hijo no le prestaba mucha atención ni cuidaba su higiene”, agregó.
Pero dos años después, encontraron una gatita que cambió su vida. “Estaba totalmente involucrada. La cuidé, la alimenté, la bañé y pasé mucho tiempo con ella”, recuerda.
Desde entonces se despertó en Maryam la compasión por los animalitos abandonados, ¡y uno a uno se hicieron cientos! Cuando la gente se enteraba de su empatía por los animales empezaban a dejarle algunos en la puerta de su casa, sobre todo de las personas expatriadas que se han visto obligados a abandonar el país.
Con el tiempo empezaron a llegar denuncias de los vecinos de su edificio por los gatos, pero Maryam no podía dejarlos desamparados.
Así que en 2014 Maryam compró su casa propia y pudo hacerse cargo de más animalitos. Según ella el abandono de los animales ha aumentado en Omán en los últimos años, a pesar de las multas de 25 dólares impuesta para quien abandone a su mascota.
Pero la inusual iniciativa de Maryam tuvo un cambio positivo en su salud. La impresionante colección de gatos y perros la ayudó a salir de la depresión… “Estaba en un lugar oscuro y ellos fueron el salvavidas que me rescató”; agregó. “Encuentro que los animales, especialmente los gatos y los perros, son más fieles que los humanos”.
De los cientos de sus pequeños peludos, 17 son ciegos y necesita cerca de 7800 dólares mensuales para alimentarlos. Gran parte del dinero lo generan sus suscriptores de Instagram, y también recibe ayuda de las personas de su entorno.
Maryam quedó huérfana a una edad temprana, por lo que se identifica con sus amigos peludos que fueron abandonados y rescatados de vidas duras en la calle.