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Murphy, el águila calva macho que pasó parte del invierno incubando una roca, recibió una increíble sorpresa durante los últimos días de la temporada de anidación: ahora es un padre adoptivo.
La historia de Murphy comenzó el 8 de marzo cuando uno de los cuidadores del Santuario de aves World Bird Sanctuary de Valley Park, en Missouri, se dio cuenta que el ave estaba protegiendo algo en el suelo. Al acercarse, notó que el lugar estaba cuidadosamente decorado con hojas y ramas, con la apariencia de nido improvisado, y tenía una pequeña roca justo en el centro.
Según los funcionarios del santuario, Murphy no recibió ayuda con su nido, ni la estuvo buscando. De vez en cuando se levantaba para reorganizar los palos, y verificar que el “huevo” estuviera intacto.
“[Murphy] no ha elegido pareja, por lo que claramente quiso hacer esto por su cuenta”, aseguró World Bird Sanctuary en una publicación en Facebook.
Murphy se aloja con otras 4 águilas calvas, incluidas 2 hembras, en un recinto adecuado. Llegó a inicios de este año por una lesión permanente en una de sus alas y no podrá volver a volar.
Sin embargo, Murphy tiene todo lo que necesita para vivir una vida lo más cerca posible a la normalidad en el santuario. Los funcionarios aseguran que la singular iniciativa de cuidar la roca fue solo su respuesta hormonal a la llegada de la primavera.
Una adorable sorpresa
La historia de Murphy dio un giro total cuando un polluelo de águila calva rescatado llegó al santuario. El árbol donde estaba su nido fuera derribado por una tormenta, y una observadora de nidos se dio cuenta y lo ayudó.
“Su hermano murió en el colapso del nido y [el bebé] tampoco escapó ileso. Tiene una fractura parcial en el húmero derecho, así como varias manchas de contusiones dispersas por todo su cuerpo”, aseguró la entidad en una publicación.
Después de pasar unos días bajo estricto control y recuperación, el bebé estuvo listo para reunirse con un padre adoptivo, y Murphy fue el elegido después de notar que las otras águilas no estaban interesadas.
“Los instintos del padre de Murphy ya estaban en marcha, pero a los 31 años, nunca había criado a un bebé antes. Definitivamente es una apuesta, pero también la mejor oportunidad del bebé. Se retiró la roca y se introdujo al bebé a su recinto”.
Y funcionó. Murphy realmente mostró el comportamiento que todos esperaban. Empezó a cuidar al bebé, a proteger la zona y a alimentarlo. Es un padre innato.
Murphy y el bebé están en continúo monitoreo con cámaras de seguridad, y esperan que “padre e hijo” fortalezcan gradualmente su vínculo.